Despedidas y bienvenidas
Otra vez voy a hablar de mí, pero les prometo que será la última (al menos en un buen tiempo). No lo pude evitar, porque se trata de una historia que deseo profundamente compartir.

Otra vez voy a hablar de mí, pero les prometo que será la última (al menos en un buen tiempo). No lo pude evitar, porque se trata de una historia que deseo profundamente compartir.
Esta vez quiero para compartir una historia personal, porque en mis días de universitaria jamás me imaginé que la relataría. Yo inicié mi carrera con la firme intención dedicarme al periodismo cultural, pero por esas vueltas que da la vida acabé justamente del otro lado, en aquel al que alguna vez me negué rotundamente: el periodismo financiero.
A lo largo de 2012 y principios de 2013 en la revista para la que trabajo (Inversionista) tuvimos la oportunidad de publicar un par de artículos sobre un nuevo concepto que cada vez está sonando más en el mundo de las finanzas y los negocios, y es la llamada generación flux.
Como saben, soy una amante del séptimo arte y puedo vivir viendo películas todo el tiempo. El cine es mi mejor refugio, mi mejor compañero y la musa que en la mayoría de las ocasiones me inspira a escribir, porque me hace reflexionar, sentir y pensar.
Siempre he pensado que escribir desde el dolor no es tan bueno; sin embargo, debo admitir que de ese lugar muchas veces se desprenden historias increíbles, profundas y que se vuelven imprescindibles de compartir.
Sabía que en cuanto pusiera un pie afuera, mi vida cambiaría radicalmente: me volvería una viajera errante, un alma itinerante, sin un aquí ni un allá, en busca de un nuevo hogar al que me gustó bautizar como Nowhereland.
Siendo amantes del cine y con buena memoria, habrán escuchado algo acerca de Kon-Tiki en la entrega de los Oscar de 2012, ya que estuvo nominada como Mejor Película Extranjera. Creo que en nuestro país tradujeron el título como Un viaje fantástico.
Nunca he sido partidaria de los libros de autoayuda estilo Sanborns, ni mucho menos me podría imaginar participando en un grupo como el club de los optimistas, y miren que tengo una madre que poco le falta para darle los buenos días al señor sol (tan linda ella). Pero no, de plano esa “filosofía sanbórnica”, como atinadamente le llamó un excelente profesor hindú que tuve, sencillamente no es para mí, ni tampoco creo en ella, ni mucho menos la pongo en práctica.
Kilos mortales es el título de una serie de Discovery Channel, cuyo nombre creo que lo dice todo: comer demás puede acabar con la vida de cualquiera. Siete mujeres y hombres que sufren de obesidad mórbida se someten a la operación de bypass gástrico, y se les pide que graben su proceso de pérdida de peso durante siete años para después transmitir su historia y observar el resultado.
Como ya les he contado en otras ocasiones, los finales e inicios de año son esenciales para mí, pues me tomo muy en serio eso de los ciclos. Por eso, cada año cuando se acerca la fecha comienza un momento de intensa reflexión. Me gusta hacer una autoevaluación y tomar decisiones para salir de una zona de confort.
Money Coach
Ideas para hacer turismo de una forma diferente
Una fusión de saberes, la piedra rosetta entre la ciencia y las humanidades.